La Habana, Cuba – Estados Unidos activó dos comités de trabajo que tendrán a su cargo el establecimiento de una estrategia para el tráfico de información desregularizada en Cuba y la ampliación de los servicios de internet en el país, a pesar de la enérgica oposición del gobierno cubano, que considera la iniciativa como una injerencia indebida en su soberanía.

La determinación se tomó hoy cuando el Departamento de Estado convocó al Grupo de Trabajo de Internet para Cuba, integrado por representantes del Gobierno de Estados Unidos y representantes no gubernamentales, para buscar una forma de incrementar el uso de internet en la isla sin el filtro gubernamental.

“Durante la reunión inaugural, el grupo de trabajo acordó formar dos subcomités, uno de ellos dedicado a estudiar el rol de los medios de comunicación y la libertad de información en Cuba, y el otro enfocado en el acceso a Internet en Cuba”, informó el Departamento de Estado en una comunicación oficial.

“Los subcomités presentarán al grupo de trabajo un informe preliminar con recomendaciones dentro de los próximos seis meses, a partir de las observaciones aportadas por especialistas en la materia y otros actores relevantes. El grupo de trabajo acordó reunirse nuevamente en octubre para analizar los informes preliminares, luego de lo cual preparará un informe definitivo con recomendaciones para el Secretario de Estado y el Presidente”, agrega la declaración.

El Grupo de Trabajo de Internet para Cuba está presidido por el subsecretario adjunto interino para Asuntos del Hemisferio Occidental, John S. Creamer, y junto a él trabaja personal de la Oficina de Transmisiones a Cuba, la Comisión Federal de Comunicaciones, la Administración Nacional de Telecomunicaciones e Información del Departamento de Comercio, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo, y las organizaciones Freedom House y el Information Technology Industry Council.

El gobierno cubano protestó formalmente la decisión de Estados Unidos de poner en marcha este plan sin su consentimiento.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (Minrex) entregó la semana pasada al encargado de negocios de los Estados Unidos en La Habana, Lawrence Gumbiner, quien hace funciones de embajador no designado, una nota diplomática para protestar la decisión estadounidense de poner en marcha un comité de trabajo para empujar el crecimiento de internet en la isla.

La nota sostiene que Cuba “expresa su enérgica protesta por la pretensión del gobierno estadounidense de violar de modo flagrante la soberanía cubana, en lo que respecta a la competencia nacional para regular los flujos de información y el uso de los medios de difusión masiva, a la vez que rechazó el intento de manipular Internet para llevar a cabo programas ilegales con fines políticos y de subversión, como parte de sus acciones destinadas a alterar o cambiar el orden constitucional de la República de Cuba”.

La nota del Minrex “demanda nuevamente al Gobierno de los Estados Unidos que cese sus acciones subversivas, injerencistas e ilegales contra Cuba, que atentan contra la estabilidad y el orden constitucional cubano, y lo insta a respetar la soberanía cubana, el Derecho Internacional y los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”.

No es la primera vez que Estados Unidos intenta penetrar el cerco que impone Cuba a las comunicaciones provenientes desde suelo estadounidense. Proyectos como TV y Radio Martí, y el mismo ZunZuneo, no lograron calar en la masa popular cubana a pesar de contar con inversiones multimillonarias.

El acceso a internet se ha convertido así en el foco de una nueva discordia entre Cuba y Estados Unidos, donde el control del tráfico a la red está en manos de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA), un ente estatal que tiene el monopolio del mercado en los servicios de telefonía y transferencia de datos, sea por satélite o por cables.

Es ETECSA, por tanto, quien regula el ritmo del crecimiento de la conectividad en la isla, el cual está directamente vinculado a la capacidad económica del país para adquirir tecnología, a los intereses políticos del gobierno y lo que la empresa pueda lograr dentro de las prohibiciones que representa el bloqueo o embargo económico de Estados Unidos.

Si bien el desarrollo de la conectividad caminó a paso lento durante la dirigencia de Fidel Castro Ruz, lo cierto es que su hermano Raúl ha encabezado avances importantes en términos de conectividad, aunque la realidad tecnológica cubana dista de ser de avanzada con relación a otros países similares en tamaño y recursos en la región.

En Cuba el internet funciona muy distinto a la media de los mercados desarrollados. Es prácticamente imposible encontrar cafés con wifi gratis, no hay navegación de internet en los móviles a la usanza global y el servicio en los hogares está sumamente restringido a un programa piloto de ETECSA, a empleados estatales críticos o a ciudadanos extranjeros con residencia temporal o permanente.

¿Por qué pasa eso? Además de las consideraciones políticas, que tienen su peso, existe un tema práctico y que es señalado por las autoridades cubanas como uno de los escollos a superar: el bloqueo o embargo económico.

Por Cuba pasa alrededor de una decena de cables de fibra óptica a los cuales el país no puede conectarse por las dificultades que crea el bloqueo o embargo económico, pues la mayoría tiene participación de capital estadounidense.

El presidente Barack Obama intentó flexibilizar ese escenario para permitir que los cubanos accedan a esa red, pero en la práctica ha sido casi imposible establecer esa relación a niveles de alta capacidad por lo ambigua y compleja que es la legislación del embargo, el cual persuade a las empresas dueñas de esa infraestructura de poner en riesgo su capital por un mercado de tamaño pequeño como Cuba.

La mayoría de la banda ancha de Cuba procede de un cable submarino que conecta a la isla con Venezuela, una obra que data de los tiempos de las presidencias de Hugo Chávez y Fidel Castro Ruz. La restante procede de servicios satelitales o de acuerdos de roaming internacional con empresas de todo el mundo, incluyendo las mayores de Estados Unidos, lo cual fue facilitado durante la presidencia de Obama.

Otro problema estriba en la adquisición de tecnologías de última generación a costos razonables, ya que mucha de la producción del material de transmisión de datos cuenta con alguna participación de capital estadounidense, lo cual complica el panorama de adquisición con el bloqueo.

Y también está la propia voluntad del país, que ha comenzado a entender la importancia de la interconexión y ha acelerado los pasos en esa vía en los últimos años.

Las últimas estadísticas oficiales señalan que cuatro millones de cubanos cuentan con acceso a internet. El 2017 se consideró el año del boom del internet en la isla, pues un 40 por ciento de los ciudadanos lograron conectarse a internet, un 37 por ciento más que en el 2010.

Según datos oficiales de la Etecsa, en 2017 se activaron 600,000 nuevas líneas móviles, con un total de 4.5 millones de dispositivos móviles en el país. Gracias a ese incremento se produjeron 250,000 conexiones a través de los más de 500 puntos wifi repartido por todo Cuba.